Una convulsión resulta de una súbita oleada de señales eléctricas anormales en el cerebro. Los síntomas pueden variar desde una desorientación menor a espasmos musculares incontrolables (convulsión). En algunos casos, la víctima puede incluso perder el conocimiento. Un ataque puede ser causado por una alta fiebre, lesiones en la cabeza, reacción a medicamentos o enfermedad, tales como la epilepsia.
1. Proteja la cabeza
Ayude a la víctima al suelo si él o ella comienza a perder el control muscular. Coloque a la persona en su lado para evitar la asfixia.
Proteja la cabeza de la víctima de una lesión colocando algo blando, como ropa doblada, debajo de ella, y por objetos en movimiento lejos de la víctima.
NO provocar lesiones al restringir a la persona o al colocar un objeto en la boca.
2. Preservar la dignidad
Despeja los transeúntes.
Tranquilizar a la víctima, que puede ser confusa, somnolienta o hostiles a la salida de la convulsión.
Cubra a la persona o proporcionar ropa seca si los espasmos musculares han causado una pérdida de control de la vejiga.
3. Compruebe si hay lesiones
Asegúrese de que el estado mental de la víctima ha vuelto a la normalidad. Una forma de hacerlo es pedir a la persona su nombre, el año, y su ubicación.
Busque cualquier lesión en la boca y la cabeza.
4. Llame al 911
Si la convulsión dura más de 3 minutos
Si se produce una segunda convulsión
Si la víctima no recupera la conciencia
Si la víctima está embarazada
Si la víctima no tiene antecedentes de convulsiones