Epilepsia Debe Lee
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La epilepsia es un trastorno nervioso que causa convulsiones frecuentes.
La epilepsia afecta a 3 millones de personas, y más de 300.000 niños menores de 14 años tienen. Algunos niños con el tiempo crecen, pero muchos niños que son diagnosticados con epilepsia continúan teniendo convulsiones en la edad adulta. Los trastornos convulsivos como la epilepsia pueden ser hereditarios.
Las convulsiones son eventos súbitos e incontrolables que se producen cuando el cerebro envía señales eléctricas anormales en el cuerpo. Una persona puede sentir miedo repentino, ira o pánico o puede notar cambios en la forma en que las cosas se ve, el sonido, el olor, o se siente antes de una convulsión. Después de la convulsión, debilidad o confusión son comunes. Aunque la epilepsia no se puede curar, se puede controlar con medicamentos.
Causas
Los médicos no saben qué causa la epilepsia en el 70 por ciento de los casos. Por lo demás, la causa está relacionada con algo que afecta el funcionamiento del cerebro, tales como lesiones en la cabeza, la falta de oxígeno durante el parto, o problemas en el desarrollo del cerebro antes del nacimiento, tumores cerebrales, enfermedades genéticas, infecciones como meningitis o encefalitis, y el plomo envenenamiento.
Algunos de los desencadenantes más comunes de ataques de epilepsia incluyen los siguientes:
Los cambios en los patrones de sueño, sobre todo, no dormir lo suficiente. Le ayuda a seguir un horario regular de sueño.
No tomar el medicamento como se recomienda. Muchas personas con epilepsia toman medicamentos para controlar las convulsiones. Con el tiempo, algunas personas son capaces de detener sus medicamentos, pero esto se debe hacer solamente con la aprobación de un médico.
El abuso de alcohol. Consumo excesivo de alcohol puede causar convulsiones.
Demasiado estrés. Las técnicas de relajación, como la respiración profunda, puede ayudar.
Las luces intermitentes. Alrededor del 5 por ciento de las personas con epilepsia son sensibles a algunos tipos de luces parpadeantes.
Diagnóstico
El alcance total de la convulsión no se comprenda inmediatamente después que ocurren los síntomas, pero puede ponerse de manifiesto con una evaluación médica completa y exámenes de diagnóstico. Y tener una convulsión no significa que una persona tiene epilepsia. Para confirmar el diagnóstico, el médico puede recomendar varias pruebas.
Electroencefalograma (EEG): registra la actividad eléctrica continua del cerebro mediante electrodos colocados en el cuero cabelludo.
La resonancia magnética (RM): utiliza una combinación de imanes grandes, radiofrecuencias y una computadora para producir imágenes detalladas de los órganos y estructuras dentro del cuerpo.
Tomografía computarizada (también llamada escáner CT o CAT): utiliza una combinación de rayos X y tecnología computarizada para obtener imágenes de cortes transversales (a menudo llamadas cortes), tanto horizontales como verticales, del cuerpo.
Punción lumbar: requiere que una aguja especial se colocará en la región lumbar, en el canal espinal. Una pequeña cantidad de líquido cefalorraquídeo (LCR) se puede quitar y enviarla al laboratorio para determinar si hay una infección u otros problemas. El LCR es el líquido que baña el cerebro y la médula espinal.
Tratamiento
La epilepsia se trata a menudo con fármacos que previenen las crisis convulsivas. Cuando los medicamentos no tienen éxito, los médicos pueden realizar una cirugía para extirpar las áreas del cerebro en el que ocurren las convulsiones. A veces se recomienda una dieta especializada muy alta en grasas y muy baja en hidratos de carbono. Esta dieta se ha encontrado para ser particularmente eficaz para el tratamiento de niños con epilepsia.