Las actividades de verano, como la natación o caminar en la playa, se realiza con los pies descalzos o con sandalias. Pero para las personas con diabetes, estas actividades pueden ser peligrosas.
Las personas con diabetes a menudo tienen mala circulación y los nervios de las manos y los pies, según la Asociación de Diabetes Europea (ADA). Tal vez no sepan cuando tienen una lesión en el pie y por lo tanto son menos propensos a gestionar o tratar la lesión inmediatamente.
Si usted tiene diabetes, las siguientes sugerencias pueden ayudarle a disfrutar de los meses de verano, mientras que la protección de sus pies.
1. Mantener niveles adecuados de glucosa
Usted debe tratar de mantener un nivel de azúcar en la sangre de 70 a 130 mg / dL antes de las comidas, y menos de 180 mg / dl dos horas después de empezar a comer, con un nivel de hemoglobina A1C de menos de 7 por ciento, según la ADA. Usted puede ayudar a hacer esto a través del ejercicio regular, prestando especial atención a la frecuencia con que usted come y qué tipos de alimentos que usted consume, utilizando cualquier medicamento que pueda necesitar, según las indicaciones, y el control de su azúcar en la sangre con la frecuencia necesaria para un control óptimo. Consulte a su proveedor de atención médica o nutricionista para desarrollar un plan de dieta que funciona para sus necesidades y estilo de vida individuales.
2. Nunca camine descalzo
Cuando estás en la playa, los restos conchas, cristal o el océano puede perforar la piel y causar infecciones graves. Caminar descalzo sobre el pavimento caliente puede provocar graves quemaduras y la infección, según la ADA.
3. Compre los zapatos y los calcetines correctos
El calzado debe ser un ajuste perfecto, según la ADA. Los zapatos que son demasiado grandes o demasiado pequeños pueden causar ampollas o callos, así que asegúrate de tener los pies miden cada vez que compre zapatos. Pies adultas suelen cambiar tamaños cuatro o cinco veces durante el curso de una vida, y las fluctuaciones de peso, cambios en el clima y la mala circulación pueden cambiar la forma y el tamaño de su pie.
4. Lave y revise sus pies todos los días
Examínese los pies todos los días antes de ponerse los zapatos y después de quitárselos. El uso de un espejo de aumento puede ser útil si usted no es lo suficientemente flexible como para ver por debajo del pie. Revise entre los dedos y en el talón. Antes de ponerse los zapatos, mirar dentro de ellos por los desechos que puedan frotar sus pies. Incluso una pequeña piedra o arena pueden crear una llaga que no puede causar dolor, pero puede conducir a una infección más grave si no se trata rápidamente.
5. Use loción para la piel para mantener su piel suave
Frote una capa delgada de crema en la parte superior e inferior de sus pies, pero no entre los dedos de los pies, según la ADA.
6. Mantenga sus uñas recortadas
Cortarlas en línea recta y lime los bordes.
7. Consulte a un podólogo de manera regular
Durante los meses de verano, los pies pueden estar en riesgo de infección por hongos más a causa del calor y el aumento de la humedad, según la ADA. Tus pies también pueden tener un mayor riesgo para los callos debido al cambio en el calzado de verano. Su podólogo puede ayudarle a manejar infecciones menores para que no conducen a complicaciones.