¿Qué es la tiroiditis de Hashimoto?
La tiroiditis es la inflamación de la glándula tiroides. Tiroiditis de Hashimoto es la forma más común de tiroiditis. Clasificada como una enfermedad autoinmune, tiroiditis de Hashimoto es el resultado de una reacción autoinmune con anticuerpos que atacan la glándula tiroides. La causa de la tiroiditis de Hashimoto se desconoce.
¿Cuáles son los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto?
A continuación se enumeran los síntomas más comunes de la tiroiditis de Hashimoto. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
Bocio (agrandamiento de la tiroides que puede causar una protuberancia en el cuello)
Otros trastornos endocrinos, como la diabetes, una glándula suprarrenal poco activa y las glándulas paratiroides y otros trastornos autoinmunes
Debilidad muscular
El aumento de peso
Los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto pueden parecerse a los de otras enfermedades o problemas médicos. Siempre consulte a su médico para el diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la tiroiditis de Hashimoto?
Además de una historia médica completa y un examen médico, los procedimientos para diagnosticar la tiroiditis de Hashimoto pueden incluir exámenes de sangre para detectar los niveles de anticuerpos de tiroides de la hormona tiroidea y.
El tratamiento para la tiroiditis de Hashimoto
El tratamiento específico para la tiroiditis de Hashimoto será determinado por su médico basándose en:
Su edad, su estado general de salud y su historia médica
Gravedad de la enfermedad
Su tolerancia a determinados medicamentos, procedimientos o terapias
Sus expectativas para la trayectoria de la enfermedad
Su opinión o preferencia
El tratamiento específico no está disponible para la tiroiditis de Hashimoto. La tiroiditis de Hashimoto suele tener como consecuencia el hipotiroidismo (glándula tiroides poco activa), que puede ser tratada con terapia de reemplazo de la hormona tiroidea (la administración de la hormona tiroidea). La terapia de reemplazo hormonal generalmente alivia la enfermedad del bocio. Sin embargo, si el bocio no mejora, puede ser necesaria la cirugía.